El quemadero de llantas Los motores alterados Suena el norteño y la banda En el sistema de audio Desportivos y de lujo Casi todos son del año Ropa de diseñadores De eurpoa y americanos Se visten de lo mejores Con zapatos italianos Brillan el oro y diamantes Que lucen en los rosarios Tienen meza reservada Y piden varias botellas Ya sea de remmy o buchanans Y charolas de cerveza Tambien cargan vitaminas Pa aguantar lo que venga Mujeres que andan con ellos Para gozar el ambiente Sabes mover bien los cuerpos Y presumir lo que tienen Dan alegria a la fiesta Y a los hombres los placeres En los lugares de moda Rodeados de los amigos Rapido pasan las horas Escuchando los corridos Se dan los gustos que kieren Paga con billete gringo Esta es la gente de arranke Asi disfrutan las cosas Se miran por mexicali Y el culiacan sinaloa Cruzan todos los dias Los angeles California

Cuentan que la noche era más noche Dicen que las tardes no morían Cuentan que en el ayer de mi tierra Mil pasiones, mil quimeras En estrofa florecían Dicen también que la vida era hermosa Como una rosa, como un clavel Los acordeones brindaban sus notas Valiosa y suave del tiempo aquel Pero una mano cobarde Manchó unos versos con sangre Quitó la vida a un poeta Hoy desde un acordeón salen Gritos que son inmortales Voces que Octavio recuerda No estuve en la noche negra del gran ayer En la zona bananera fue el renacer Mis canciones de esta tierra han sido mi llanto Yo muero por los guajiros de pena y sed Del pueblo soy la soberbia, el anochecer De las niñas soñadores yo soy su encanto Cuentan que jamás una esperanza Se quedó en el medio del camino Dicen que el amor y la añoranza Como el sol de nuestra raza Fueron único designio Dicen que el amor y la añoranza Como el sol de nuestra raza Fueron único designio Dicen también que en los tiempos aquellos Todo era bello, todo era amor Hoy ya naufragan los grandes anhelos Mas en el pueblo, muere un cantor La brisa nos trae canciones Que son un mar de delirio Música, ensueño y recuerdo Hoy claman los acordeones Nostalgia del río Badillo Su último adiós a un trovero Yo soy después de mi ocaso la única voz Que como un sinsonte herido vuelve a trinar Para sembrar en mi pueblo mis ilusiones Yo fui el cantor de los cerros, del río y el sol Que dejé una nota alegre en cada ansiedad Y una melodía en las almas de mis amores

Cansada estaba Dorita, De soportar al marido, Malos tratos, borracheras, Infiel era y tenía vicios, Para matar aquel hombre, Ya le sobraban motivos Dorita, la tamalera, Así le apodaban muchos, Después que hizo aquella hazaña, Dicen no le tembló el pulso, Tampoco ocupo pistola, Solo cuchillo y serruchos Dicen que a luz de la luna, Se miraba su silueta, Destazando un monigote, Se miraba muy contenta, Cantaba toda la noche, Y al siguiente día hizo fiesta Cantaba un grupo norteño, Llegaron los invitados, No era cumpleaños de nadie, Tampoco era aniversario, Como faltaba el marido, Todos por él preguntaron. Silencio dijo a la banda, Con el micrófono en mano, La vida que le dio ese hombre, Poco a poco fue explicando, Todito lo hice tamales, Ya ustedes se lo tragaron... Por la expresión de Dorita, Provocó retorcijones, Para el que no me la crea, Pasen pa' dentro señores, Aquí tengo su cabeza, Mañana va a ver pozole Mi marido sobre todo, Sé que no podía faltar, Hay disculpen el platillo, Si les supo familiar, Para todos los tragones, Ahí tengo hasta pa' llevar Allá en las Islas Marías, Paso buen tiempo en prisión, Le fue muy duro allá adentro, Dicen que ya la libro, Aunque salió viejecita, Todavía tiene sazón.